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¿Los primeros humanos europeos frecuentaban los spas?

África oriental muestra una intensa actividad geológica a lo largo del Gran Valle del Rift. Este accidente geográfico, de casi 5 000 kilómetros de longitud, se ha mantenido tectónicamente activo durante los últimos 30 millones de años.

Fuente: The Conversation

 

Curiosamente, y pese al riesgo de exposición a terremotos y erupciones volcánicas, alrededor del Rift se encuentran también algunos de los yacimientos paleoantropológicos más importantes del mundo. ¿Coincidencia? ¿Atracción por el riesgo? En realidad, todo apunta a que se debe al efecto llamada que tuvieron para nuestros ancestros las aguas termales que afloran en este sistema de fallas: los “spas” de la prehistoria.

 

 

Terremotos, volcanes y aguas hidrotermales en el Rift

 

El Rift abre el Mar Rojo y prosigue en África por el triángulo de Afar en el norte, entre Eritrea y Etiopía, continuando hasta Mozambique por el sur. Como hablamos de un conjunto de fallas de escala litosférica, que cortan la corteza terrestre en toda su profundidad, desgajan el continente africano en dos porciones, a razón de pocos centímetros al año. La consecuencia será la aparición, dentro de entre cinco y diez millones de años, de una nueva isla en el océano Índico de dimensiones colosales, formada por terrenos que actualmente se ubican en países como Etiopía, Kenia, Tanzania o Malaui, entre otros.

 

Los volcanes y los terremotos no son los únicos fenómenos geológicos visibles a lo largo del Rift. El escenario se completa con surgencias hidrotermales, esto es, aguas que ascienden desde el interior de la Tierra, normalmente a temperaturas elevadas. Esas aguas alimentan en parte una cadena de lagos y lagunas alineadas con las grandes fracturas tectónicas de la región, como el cráter del Ngorongoro en Tanzania.

 

Además, las acusadas diferencias de relieve, superiores a 5 000 metros de altura en el caso del monte Kilimanjaro o el monte Kenia, dan lugar a una gran variedad paisajística y climática en las altiplanicies del Rift. Esto se traduce en biotopos muy diversos, desde sabanas despejadas de árboles a medios densamente forestados, que albergan una elevada biodiversidad, tanto animal como vegetal.

 

El cráter de Ngorongoro (Tanzania) en el Gran Valle del Rift africano. A: Ubicación de esta caldera volcánica en la cadena de grandes lagos del Rift. B: Vista panorámica del lago central en el cráter, con la fauna que habita en su entorno. Wikipedia

 

 

Las fuentes termales como escenarios de la evolución humana

 

El singular marco geológico y ecológico del Rift conserva algunos de los yacimientos paleoantropológicos más importantes del mundo. Es el caso de la famosa garganta tanzana de Olduvai. El análisis de estos enclaves ha permitido establecer los principales escenarios de la evolución humana en África, el continente natal de la humanidad, desde hace seis millones años. Dicha hipótesis, formulada por el paleoantropólogo francés Yves Coppens, codescubridor de la famosa Lucy (Australopithecus afarensis) junto a Don Johanson y Tim White en los años setenta, se ha denominado como “East Side Story”.

 

La extensión de esta hipótesis permite obtener claves sobre la expansión posterior de nuestro linaje evolutivo hacia Eurasia, ocurrida hace unos dos millones años, como indica el yacimiento de Dmanisi en el Cáucaso. Así, la coincidencia entre fenómenos geotectónicos y yacimientos fósiles con registro de homininos plantea una cuestión sumamente interesante: ¿podemos pensar en una relación entre las surgencias de aguas termales y el florecimiento de las poblaciones humanas arcaicas en el Rift africano? Por otro lado, en caso de existir tal relación, ¿sería entonces posible contemplar la hipótesis también en otras regiones del mundo sujetas a un elevado dinamismo tectónico, como ocurre en ciertas zonas de Europa?

 

 

Un spa en la Andalucía prehistórica

 

Esta hipótesis se contempla en un artículo publicado recientemente por los autores de este texto. En él se han mostrado evidencias de fenómenos hidrotermales en el entorno de un gran lago que existió en la cuenca de Baza (Granada) durante los últimos 5 millones de años, consistentes en la presencia de diversos marcadores geoquímicos y minerales distribuidos de modo irregular en el tiempo y en el espacio. Tales nodos de actividad hidrotermal aparecen ligados sistemáticamente a las principales fracturas tectónicas de la cuenca de Baza, según un modelo a menor escala del descrito en el Rift africano. Además, la cuenca alberga importantes yacimientos paleontológicos de grandes vertebrados de las épocas Pliocena y Pleistocena.

 

Dos de estos yacimientos, Barranco León y Fuente Nueva-3, próximos a la localidad de Orce, conservan las evidencias más antiguas de presencia humana en Europa occidental, con una edad en torno a 1,4 millones de años. Entre ellas, el haberse exhumado ingentes conjuntos de herramientas líticas del modo olduvayense (esto es, como las descritas en la garganta de Olduvai, donde las más antiguas se asocian a Homo habilis), talladas en sílex y caliza. También se han encontrado marcas de corte y percusión efectuadas con ellas sobre los huesos de grandes mamíferos.

 

En el caso de Barranco León, se exhumó un diente de leche de un individuo que murió con unos diez años de edad. Este diente es, hoy por hoy, el fósil humano más antiguo de Europa occidental. Por su parte, Fuente Nueva-3 se ha interpretado como un yacimiento originado por el entrampamiento de grandes herbívoros en arenas movedizas, cuyos cadáveres, que carroñearon posteriormente las hienas y los humanos, generaron un auténtico cementerio de elefantes.

 

La coincidencia en el tiempo y/o el espacio entre estos antiguos nodos de actividad hidrotermal en la cuenca de Baza y la presencia de yacimientos paleoantropológicos relevantes, parece sugerir que las antiguas poblaciones humanas se establecían cerca de las surgencias termales, algunas de las cuales habrían formado lagunas y spas.

 

Fuente: The Conversation - NOTICIA COMPLETA