'Lucy', nuestro primer antepasado, aún trepaba a los árboles
Un análisis especial realizado mediante tomografías computarizadas ha revelado que 'Lucy', nuestro primer antepasado conocido, pasaba aún tiempo trepando a los árboles, además de caminar por el suelo.
EUROPA PRESS
Un análisis especial realizado mediante tomografías computarizadas ha revelado que 'Lucy', nuestro primer antepasado conocido, pasaba aún tiempo trepando a los árboles, además de caminar por el suelo. Desde el descubrimiento del fósil apodado como 'Lucy' hace 42 años, los paleontólogos han debatido si este antepasado humano de 3 millones de años de edad pasaba todo su tiempo en el suelo o combinaba caminar con trepar a los árboles. La evidencia de este comportamiento se conserva en la estructura interna de sus huesos, como se detalla en un artículo sobre este trabajo que se publicó hace unos días en 'Plos One'. El análisis del esqueleto parcial fosilizado, según investigadores de las universidades Johns Hopkins y Texas en Austin, muestra que los miembros superiores de Lucy estaban fuertemente formados, similares a los chimpancés que trepan por los árboles, apoyando la idea de que pasó parte de su tiempo escalando y utilizaba sus brazos para subirse a los árboles.
Además, los autores de esta investigación señalan que el hecho de que su pie estuviera mejor adaptado para la locomoción bípeda (caminar erguido) que para agarrarse puede significar que la escalada puso más énfasis en la habilidad de Lucy para escalar con los brazos y llevó a que los huesos de los miembros superiores se formaran más fuertemente, informa la Universidad Johns Hopkins en un comunicado. Sin embargo, el equipo reconoce que es difícil determinar exactamente cuánto tiempo pasó 'Lucy' en los árboles, pero otro estudio reciente sugiere que Lucy murió por una caída desde un árbol alto. Este nuevo análisis añade pruebas de que podría haberse quedado en los árboles durante la noche para evitar a los depredadores, dicen los autores. Si dormía ocho horas, significaría que pasaba un tercio de su tiempo en los árboles, y si también ocasionalmente se alimentaba allí, el porcentaje total del tiempo por encima del suelo sería aún mayor. Lucy, que se encuentra en el Museo Nacional de Etiopía, es un ejemplar de 3,18 millones de años de 'Australopithecus afarensis' -o mono sureño de Afar- y figura entre los esqueletos fósiles más antiguos y completos que se hayan encontrado de cualquier adulto antepasado humano. Fue descubierta en la región Afar de Etiopía en 1974 por el antropólogo Donald Johanson, de la Universidad Estatal de Arizona, y el estudiante graduado Tom Grey. El nuevo estudio analizó imágenes de tomografía computarizada de sus huesos para buscar pistas sobre cómo utilizó su cuerpo durante su vida y trabajos previos sugieren que pesaba menos de 65 libras (29,5 kilogramos) y medía unos 4 pies de altura (1,22 metros). "Conseguimos hacer este estudio gracias a que el esqueleto de Lucy estaba relativamente completo", dice Christopher Ruff, profesor de Anatomía Funcional y Evolución en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. "Nuestro análisis requería huesos de extremidades superiores e inferiores bien conservados del mismo individuo, algo muy raro en el registro fósil", añade.
Caminaba menos eficientemente que los humanos modernos
El equipo de investigación primero echó un vistazo a la estructura ósea de Lucy durante su gira por museos de Estados Unidos en 2008, cuando el fósil fue desviado brevemente a la instalación de tomografía computarizada de alta resolución en la Escuela de Geociencias de la Universidad de Texas, en Austin. Durante 11 días, John Kappelman, profesor de Antropología y Ciencias Geológicas, y el también profesor de Ciencias Geológicas Richard Ketcham, ambos de la Universidad de Texas en Austin, escanearon cuidadosamente todos sus huesos para crear un archivo digital de más de 35.000 secciones de TC. Se necesitaban tomografías computarizadas de alta resolución porque Lucy está tan mineralizada que la TC convencional no es lo suficientemente poderosa como para revelar la estructura interna de sus huesos. "A todos nos encanta Lucy, pero tuvimos que enfrentarnos el hecho de que es una roca - dice Ketcham-. Este proyecto requiere un escáner más adecuado a su estado actual". El nuevo trabajo cuantificó la estructura interna del húmero (hueso de la parte superior del brazo) y del fémur izquierdo (hueso del muslo) de Lucy. "Nuestro estudio está basado en la teoría de la ingeniería mecánica acerca de cómo los objetos pueden facilitar o resistir la flexión -describe Ruff- pero nuestros resultados son intuitivos porque dependen del tipo de cosas que experimentamos sobre los objetos, incluidas las partes del cuerpo. Por ejemplo, si un tubo o una pajita tiene una pared delgada, se dobla fácilmente, mientras que una pared gruesa evita la flexión". "Es un hecho bien establecido que el esqueleto responde a cargas durante la vida, añadiendo hueso para resistir grandes fuerzas y restando hueso cuando las fuerzas se reducen", explica Kappelman. "Los jugadores de tenis son un buen ejemplo: los estudios han demostrado que el hueso cortical en el eje del brazo de la raqueta está más fuertemente desarrollado que en el brazo que no usa la raqueta", detalla.
Un tema importante en el debate sobre la escalada a los árboles de Lucy ha sido cómo interpretar rasgos esqueléticos que podrían ser simplemente "sobras" de un antepasado más primitivo que tenía brazos relativamente largos, por ejemplo. La ventaja del nuevo trabajo, según Ruff, es que se centró en las características que reflejan el comportamiento real durante la vida. Se compararon los escáneres de Lucy con tomografías computarizadas de una gran muestra de seres humanos modernos, que pasaron la mayor parte del tiempo caminando sobre dos patas en el suelo, y con los chimpancés, una especie que pasa más tiempo en los árboles y que en el suelo, por lo general, camina sobre las cuatro extremidades. "Nuestros resultados demuestran que los miembros superiores de los chimpancés están relativamente más formados porque usan sus brazos para escalar, al revés de lo que sucede en los humanos, que pasan más tiempo caminando y tienen miembros inferiores más pesados", concreta Ruff. "Los resultados sobre Lucy son convincentes e intuitivos", añade. Otras comparaciones sugieren que incluso cuando Lucy caminaba verticalmente, puede haberlo hecho menos eficientemente que los humanos modernos, limitando su capacidad de recorrer largas distancias en el suelo, según Ruff. Además, se encontró que todos sus huesos de las extremidades eran muy fuertes en relación con el tamaño de su cuerpo, lo que indicaba que tenía unos músculos excepcionalmente fuertes, más parecidos a los de los chimpancés modernos que a los humanos modernos. Una reducción en la fuerza muscular más tarde en la evolución humana puede estar vinculada a una mejor tecnología que reduce la necesidad de esfuerzo físico y aumenta las demandas metabólicas de un cerebro más grande, dicen los investigadores. "Puede parecer único desde nuestra perspectiva que los primeros homínidos como Lucy combinaran andar por el suelo sobre dos piernas con mucho tiempo escalando los árboles -apunta Kappelman -pero Lucy no sabía que era única; se movió por el suelo y trepó los árboles, durmiendo y comiendo en ellos, hasta que su vida terminó probablemente por culpa de una caída, seguramente desde un árbol".
Texto: EUROPA PRESS Imagen: Johns Hopkins Medicine School